Erase una vez una anciana que vivía en un pueblo llamado Fernando Tejero. Pasa el tiempo y habían dos hombres y se separaron. Se abre la ventana y entonces salieron andando. Se encontraron un diminuto llamado David que tenía un hechizo. Y entonces cuando estaba paseando por el bosque se encontraron una mujer herida. La curaron y de esta manera el rey aceptó perdonarle la vida.
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